viernes, 23 de septiembre de 2011

El sistema de planchado...

Mi esposa y yo eramos unos firmes convencidos de que TODAS y cada una de las promociones y regalos que se ofrecen en revistas, TV e internet son falsas.

Sin embargo, y para callarnos la bocota, ya nos han tocado varias veces ser agraciados con alguna promoción. Hace unos años nos regalaron un destornillador recargable por escribir una carta a una revista. Me han regalado un videojuego por ser el primero en ir a comprarlo (o era muy temprano o el juego era una caca y nadie lo compraba). En el super me regalaron 24 latas de cerveza. Cuándo compré una consola de videojuegos me hicieron un sospechoso descuentazo de quitar el hipo porque era la última que les quedaba y porque el gitano que la vendía tenía prisa por irse del descampado.

Y siguiendo con esa racha, pues me apunté a una agencia de estudios de mercado para ver si me seleccionaba como consumidorcillo de indias para probar algún producto nuevo.

¡¡TOMAAA!! Me seleccionaron para probar un sistema de planchado de la casa Philips... ¿que emoción?...

El sistema es el PerfectCare Optimal Temp, el último grito de la moda para gente vaga y negados de la tecnología que no saben usar ningún aparato. Es tan sencillo de usar que sólo lleva dos botones. Tan sencillo de usar que ni siquiera se necesita regular la temperatura.

Tomando en cuenta que en mi casa planchamos tanto mi mujer como yo (no porque yo quiera ayudar, más bien porque ella puede matar con la mirada) pues me vino bien lo del sistema ese.

Una vez que llegó a casa por medio de mensajería (al mensajero hay que darle de comer aparte, el muy cab40n dejó el paquete en el suelo justo encima de un charco de cerveza) me dispuse a abrir la caja. Y me di cuenta de que llevaba un pedazo de golpe en una esquina, probablemente producto del viaje en la fargoneta del mensajero.

En fin, una vez que lloré como niño de parvulario al que le han dado un balonazo los de primaria, abrí la caja para ver cómo estaba todo. Y...


¡¡¡Tachaaaan!!! todo en orden... he llorado como una nenaza para nada. Además de eso me incluyeron en el kit de prueba una 'megasupertabal de planchado tamaño hombre canijo acompleajdo que compra todo superenorme' para que pueda planchar sobre ella, desde un calcetín hasta el mantel de la mesa de 12 cubiertos que nunca tendré.


Bueno, ahora ya no tengo excusa para no planchar... bueno, nunca la he tenido...

Si quereis que experimenten con vosotros y os utilicen como carne de cañon para probar nuevos y novedosos productos id a la página de los angelitos de TRND.

A ver que otra cosa me sucede mañana.

sábado, 2 de julio de 2011

La tarde y los Mutantes Espaciales.

Ha pasado la mitad del día, estás con la morriña que acompaña después de la comida. La cama te invita a echarte un rato, pero sabes que si la tocas entrarás en estado de coma profundo y no despertarás hasta pasadas las 8:00 pm y habrás perdido la oportunidad de aburrirte.

Es entonces cuando se me ocurre otra gran idea para combatir el aburrimiento. Tenía un poster de "La Invasión de los Hombres de los Platillos Voladores" (no me he inventado el nombre) guardado desde hace meses y quería enmarcarlo.

Hacer un poster enmarcado no será tan difícil, ¿no? Pues eso que me voy a la ferretería y compro madera, barniz y pintura. He visto varios programas de Bricomanía y para éstas fechas debo de ser ya un experto.

Seis horas después, con las manos pringosas por la pintura y un colocón tremendo por los vapores del barniz he terminado y conseguido mi objetivo. ¡HE PASADO OTRA TARDE SIN ABURRIRME!

Lo de aburrirse es relativo, probablemente no soy consciente de las cosas por los efectos del barniz. Mi perro me mira con los ojos desorbitados, creo que también se ha colocado. Mi sufrida esposa no para de repetir lo bonito que es el poster, definitivamente también está colocada. Es hora de ventilar la casa y salir a pasear para volver a la realidad.

Son las ocho de la noche, se nos pasa el efecto del colocón a los tres y nos preguntamos ¿cómo hemos venido a parar a la calle? Logramos evitar entrar en pánico al comprobar que al menos no salimos desnudos, excepto por el perro que se rehúsa a llevar pantalones.

Regresamos a casa, estamos cansados y tenemos hambre de nuevo. Cenamos lo que quedó del mediodía, leemos un poco y nos vamos a la cama. Antes de quedarnos dormidos nos levantamos ambos de golpe y nos dirigimos apresurados a la salita. Nos miramos fijamente y preguntamos ¿Tú pusiste eso ahí?

viernes, 1 de julio de 2011

La creatividad en los tiempos del paro

Una de las grandes ventajas de estar en el paro es la inmensa cantidad de tiempo libre que queda después de levantarte a las 8 de la mañana y dedicar 40 minutos a buscar ofertas de trabajo mientras desayunas tus cereales favoritos, que en realidad no lo son, porque son de Hacendado y saben a cartón con azúcar. Pero no pasa nada si las cucarachas comen cartón, tú también puedes.

¿Qué rayos hacer con el resto del día?

Tienes que enfrentar diversos problemas. El primero, sólo tienes dinero para lo estrictamente necesario. Así que para matar el tiempo no vale ir al cine, de tiendas, ni nada que implique usar tu escaso capital.

Puedes empezar el día, como de costumbre, leyendo comentarios del facebook y escribiendo chorradas con la esperanza de que alguien crea que eres gracioso. Pero después de media hora te hartas.

El siguiente paso es entrar en tu página pirata favorita para bajarte una película. Ya lo sé, soy una mala persona, me descargo obras con derechos de autor, no apoyo el cine, bla, bla, bla. ¿Qué pasa? ¿No tenemos derecho los parados de ver la última de Isabel Coixet? ¡JAJAJAJAJAJAJA! Qué va, me voy a bajar una de tiros y explosiones que son las que molan. Ya iré al cine cuándo encuentre trabajo.

Muy bien, acabamos con internet, por ahora.

El tercer paso es mirar a tu alrededor y sentir remordimiento porque tienes la casa un poco echa'pa trás. Venga ya, ¿cómo voy a poner orden en mi vida si todavía tengo parte de la cena de anoche en la mesa? ¿O era de antes de anoche? Creo que se ha movido el contenido del plato, juraría que cuándo volteé desvió la mirada. Es hora de limpiar a fondo.

Dos horas después tienes la casa como los chorros del oro. No sé que son "los chorros del oro", pero suena a restaurante caro, tipo el Bulli... o a puticlub de carretera. Lo importante es que debe de ser un lugar que pasa por los más estrictos controles de sanidad.

Ya casi es mediodía. Felicidades, has matado casi toda la mañana. Empiezas a sentir verdadero respeto por tu madre que era ama de casa y, además de mantener tu habitación limpia, siempre tenía lista tu comida favorita cuándo llegabas del cole. Pues eso, ¡que no pienso dejarme ganar por mi madre! vamos a cocinar.

Toda la comida de tu nevera consiste en vegetales crudos. La comida precocinada es para la gente rica, esos a los que nosotros llamamos asalariados. En fin, te pones a pelar patatas, cebolla, zanahoria y demás cosas. Después de pelar todo entras en pánico, nunca pusiste atención a que se hacía con todo eso. Cuándo veías a Arguiñano cambiabas rápido de canal porque temías escuchar uno de sus chistes y perder masa cerebral. No puede ser tan difícil, ¿no? Agua sal y aceite, ¿no? Echas todo en la olla y lo pones en el fogón. Después de un rato lo pruebas y adivinas a que sabe, ¿no? ¡Pues a AGUA, SAL y ACEITE! Recuerdas algo referente al "sazón". ¡Para eso eran los botes con polvitos de la cocina! Ajo en polvo, pimentón, perejil, etc. También hay uno que dice sosa cáustica. Pero de ese no le pongo porque ya de entrada la etiqueta dice que está sosa. Después de un rato vuelves a probar tu experimento y descubres que ¡está bueno! Mamá 0 - Hijo 1.

Llega la hora de comer, te zampas tu obra culinaria en compañía de tu mujer, que te felicita porque estás mejorando. El perro está llorando para que le pase trocitos de patata.

Has llegado a la tarde, la parte ociosa del día...